Thursday 17 January 2013

Tarantino ficción.


El flujo eléctrico de la influencia se ha hecho notar desde que el arte se comenzó a manifestar con cierta amplitud masiva, aunque muchas veces estaba más relacionada con el plagio-en un principio-que con cierto toque. Cuando se comenzó a reconocer y aceptar que existían influencias entre artistas y éstos, a su vez, reconocían que se había maravillado con el trabajo de tal pintor o de tal autor literario o dramaturgo, se abrió el camino hacia la gran institución en la que la inspiración habita hoy...Así los paradigmas se fueron configurando, y destruyendo y configurando nuevamente...

A Quentin Tarantino se le ha dicho de todo: ladrón, poco original, cara dura...cuando, al mirar sus películas más a fondo y ni tan profundamente, se dan cuenta que muchas de ellas están construidas con la materia prima de otras, y muy cercana a la reescritura exacta. Sin embargo, la literalidad con que el autor de “Pulp fiction” extrae y construye no es más que lo mismo que hace el resto de los directores, pero de manera más densa y abierta. En sí, aquel mecanismo es una herramienta, una forma de lenguaje y mensaje; posee significado.


Reciclaje significa reutilización, transformación y uso diferenciado; una copia es más bien un traslado de atributos en el espacio y el tiempo. Tarantino es un apasionado por las películas. Es tan conocedor de éstas y su amor es tan profundo, que las de su autoría son venas adicionales del cuerpo de todas las que le hicieron click alguna vez. Son tumores benignos palpitantes. Lo irracional, soberbio y apresurado sería tratar a Tarantino de “copión”, porque el talento de este cinéfilos de Los Ángeles es multifuncional.


Tarantino es el hijo ilustre de la posmodernidad. Él está consciente que vive en ella y como buen residente entiende sus derechos y deberes. Sabe que se le permite mezclar, importar, transformar y reescribir el arte pasado; sabe que se ha llegado a un puerto en que se cree que ya está todo hecho, y gracias a esta convención/confusión no hay jueces que obstruyan el mirar hacia el mundo audiovisual pretérito de dónde proviene nuestra pasión y así traer al presente un poco de ella. Por ende, no queda otra que reciclar y componer. Tarantino lo entendió así y se dedicó a cocinar los restos de su nostalgia. La mixtura posmoderna te permite mezclar obras anteriores, con hechos históricos, con estilos incongruentes, con formas incasables; y por eso sus películas son como son y son tan aceptadas y adoradas, porque digámoslo, amamos ver esas escenas viejas con cara nueva.


Ahora todos sus posibles defectos se transformaron en estilo; las características de su cine son su carta de presentación, y la audiencia está ávida de disfrutar de sus “plagios”. Con el estreno de “Django unchained” la carrera de Quentin Tarantino ha dado otro paso más hacia la consolidación y hacia el respeto supremo; sus películas han madurado y el peso de sus escenas ha ganado en formalidad, tempo y suspense. Es un autor maduro que entiende el cine mucho más que algunos que se dicen amantes del celuloide y pensadores.

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