El flujo eléctrico de la influencia se
ha hecho notar desde que el arte se comenzó a manifestar con cierta
amplitud masiva, aunque muchas veces estaba más relacionada con el
plagio-en un principio-que con cierto toque. Cuando se comenzó a
reconocer y aceptar que existían influencias entre artistas y éstos,
a su vez, reconocían que se había maravillado con el trabajo de tal
pintor o de tal autor literario o dramaturgo, se abrió el camino
hacia la gran institución en la que la inspiración habita hoy...Así
los paradigmas se fueron configurando, y destruyendo y configurando
nuevamente...
A Quentin Tarantino se le ha dicho de
todo: ladrón, poco original, cara dura...cuando, al mirar sus
películas más a fondo y ni tan profundamente, se dan cuenta que
muchas de ellas están construidas con la materia prima de otras, y
muy cercana a la reescritura exacta. Sin embargo, la literalidad con
que el autor de “Pulp fiction” extrae y construye no es más que
lo mismo que hace el resto de los directores, pero de manera más
densa y abierta. En sí, aquel mecanismo es una herramienta, una
forma de lenguaje y mensaje; posee significado.
Reciclaje significa reutilización,
transformación y uso diferenciado; una copia es más bien un
traslado de atributos en el espacio y el tiempo. Tarantino es un
apasionado por las películas. Es tan conocedor de éstas y su amor
es tan profundo, que las de su autoría son venas adicionales del
cuerpo de todas las que le hicieron click alguna vez. Son tumores
benignos palpitantes. Lo irracional, soberbio y apresurado sería
tratar a Tarantino de “copión”, porque el talento de este
cinéfilos de Los Ángeles es multifuncional.
Tarantino es el hijo ilustre de la
posmodernidad. Él está consciente que vive en ella y como buen
residente entiende sus derechos y deberes. Sabe que se le permite
mezclar, importar, transformar y reescribir el arte pasado; sabe que
se ha llegado a un puerto en que se cree que ya está todo hecho, y
gracias a esta convención/confusión no hay jueces que obstruyan el
mirar hacia el mundo audiovisual pretérito de dónde proviene
nuestra pasión y así traer al presente un poco de ella. Por ende,
no queda otra que reciclar y componer. Tarantino lo entendió así y
se dedicó a cocinar los restos de su nostalgia. La mixtura
posmoderna te permite mezclar obras anteriores, con hechos
históricos, con estilos incongruentes, con formas incasables; y por
eso sus películas son como son y son tan aceptadas y adoradas,
porque digámoslo, amamos ver esas escenas viejas con cara nueva.
Ahora todos sus posibles defectos se
transformaron en estilo; las características de su cine son su carta
de presentación, y la audiencia está ávida de disfrutar de sus
“plagios”. Con el estreno de “Django unchained” la carrera de
Quentin Tarantino ha dado otro paso más hacia la consolidación y
hacia el respeto supremo; sus películas han madurado y el peso de
sus escenas ha ganado en formalidad, tempo y suspense. Es un autor
maduro que entiende el cine mucho más que algunos que se dicen
amantes del celuloide y pensadores.
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