Friday 25 January 2013

La nueva teoría de la imagen en papel.


 Lo cierto es que nadie te enseña a escribir un guión de cine...¿o no?

Cuando Hollywood empezó a formase como industria, luego de los primeros veinte años del siglo XX, los productores y dueños de las grandes empresas fílmicas se empezaron a dar cuenta de la importancia de las películas en su forma de papel. Abrieron los ojos y notaron que mientras mejor el guión, mejor la producción. Pero no existía referente previo que les indicara cómo se escribe un guión o una teoría de la que agarrarse; lo único que tenían claro era que sus éxitos aumentaban con la concreción de un libreto sólido y coherente; se hacía camino al andar, nada más...


El referente número uno era Aristóteles y todo lo que la teoría teatral les ofrecía. Aún así se ahogaban en su ignorancia. Para paliar esta falta de conocimiento convocaron a los que sabían de historia: a los escritores. Es por eso que durante varios años los autores de novelas se encargaron de escribir los guiones que iban a ser imagen...pero esa época de grandes escritores en la industria como Truman Capote, por ejemplo, se acabó, y con la valorización de los directores como engranaje fundamental de una cinta y su rol como escritores el panorama fue cambiando...

Truman Capote, escritor y guionista de cine

La teoría de guión hoy en día se ha consolidado y está en mano ciertos académicos que han formulado sus formas y formulas, ¿por qué no decirlo? El más pragmático es Syd Field, que usando y abusando de la estructura aristotélica (esto es: acto1, acto2, acto3; Planteamiento, desarrollo y conclusión) creó un marco teórico muy relacionado con fórmulas y pasos a seguir que te llevarían de la mano a escribir un buen guión. Fue muy criticado por eso y, aunque se ganó una gama de seguidores, no fue mirado bien por el medio y por sus pares.


Syd Field y su paradigma

Robert McKee, en cambio, tiene un sólo libro, pero ha ganado admiradores y respeto por la postulación de muchas formas sobre las fórmulas de Syd Field. Además, ha viajado por todo el mundo exponiendo su taller y ha llenado teatros, cuál estrella de rock, donde realiza su charla y habla de su libro. Es un tipo valioso. Incluso ha sido interpretado en películas (por un actor en el contexto de su taller)
o
El malhumorado Robert McKee

A pesar de toda la nueva teoría, de la literatura, sólo uno puede escribir un guión, nadie más puede hacerlo por ti. Es tu talento, tus películas, tu experiencia. Entonces, ¿puede alguien enseñarte a escribir un guión de cine?

Thursday 17 January 2013

Tarantino ficción.


El flujo eléctrico de la influencia se ha hecho notar desde que el arte se comenzó a manifestar con cierta amplitud masiva, aunque muchas veces estaba más relacionada con el plagio-en un principio-que con cierto toque. Cuando se comenzó a reconocer y aceptar que existían influencias entre artistas y éstos, a su vez, reconocían que se había maravillado con el trabajo de tal pintor o de tal autor literario o dramaturgo, se abrió el camino hacia la gran institución en la que la inspiración habita hoy...Así los paradigmas se fueron configurando, y destruyendo y configurando nuevamente...

A Quentin Tarantino se le ha dicho de todo: ladrón, poco original, cara dura...cuando, al mirar sus películas más a fondo y ni tan profundamente, se dan cuenta que muchas de ellas están construidas con la materia prima de otras, y muy cercana a la reescritura exacta. Sin embargo, la literalidad con que el autor de “Pulp fiction” extrae y construye no es más que lo mismo que hace el resto de los directores, pero de manera más densa y abierta. En sí, aquel mecanismo es una herramienta, una forma de lenguaje y mensaje; posee significado.


Reciclaje significa reutilización, transformación y uso diferenciado; una copia es más bien un traslado de atributos en el espacio y el tiempo. Tarantino es un apasionado por las películas. Es tan conocedor de éstas y su amor es tan profundo, que las de su autoría son venas adicionales del cuerpo de todas las que le hicieron click alguna vez. Son tumores benignos palpitantes. Lo irracional, soberbio y apresurado sería tratar a Tarantino de “copión”, porque el talento de este cinéfilos de Los Ángeles es multifuncional.


Tarantino es el hijo ilustre de la posmodernidad. Él está consciente que vive en ella y como buen residente entiende sus derechos y deberes. Sabe que se le permite mezclar, importar, transformar y reescribir el arte pasado; sabe que se ha llegado a un puerto en que se cree que ya está todo hecho, y gracias a esta convención/confusión no hay jueces que obstruyan el mirar hacia el mundo audiovisual pretérito de dónde proviene nuestra pasión y así traer al presente un poco de ella. Por ende, no queda otra que reciclar y componer. Tarantino lo entendió así y se dedicó a cocinar los restos de su nostalgia. La mixtura posmoderna te permite mezclar obras anteriores, con hechos históricos, con estilos incongruentes, con formas incasables; y por eso sus películas son como son y son tan aceptadas y adoradas, porque digámoslo, amamos ver esas escenas viejas con cara nueva.


Ahora todos sus posibles defectos se transformaron en estilo; las características de su cine son su carta de presentación, y la audiencia está ávida de disfrutar de sus “plagios”. Con el estreno de “Django unchained” la carrera de Quentin Tarantino ha dado otro paso más hacia la consolidación y hacia el respeto supremo; sus películas han madurado y el peso de sus escenas ha ganado en formalidad, tempo y suspense. Es un autor maduro que entiende el cine mucho más que algunos que se dicen amantes del celuloide y pensadores.

Monday 14 January 2013

Música, películas, emoción, opción.


 El cine, como es sabido, es una recopilación funcional y necesaria de muchas artes: tomó elementos de la música, del teatro, de la fotografía, de la literatura, etc. Y de la suma, más uno, modeló la particularidad de su cuerpo artístico. El montaje es su celular y su alma, aquel elemento que hace que la suma de todas sus partes no formen un monstruo tipo la criatura del Doctor Frankenstein, sino que sea un ser luminoso, único, no un adefesio de extremidades.


La música aportó muchísimo y hoy es indispensable, tanto que se ha formar una industria paralela a la del propio cine. Se venden bandas sonoras por separado y los compositores tienen tanto o más renombre que algunos directores. Aún así, la musicalización de muchas películas sigue siendo una opción, por lo menos en el cine en que el autor tiene mayor control de su obra.



Ingmar bergman, por ejemplo, escapaba mucho de la música incidental. Le interesaba más aquel instrumento que sonaba dentro del cuadro, en plena diégesis, y que comprometía a un personaje parte de los elementos del drama. La música era un personaje más; otros autores, más dentro de la industria más comercial (sin restarles mérito) utilizan los recursos musicales que la orquestación les puede entregar. La música suma muchísimo a la hora de reforzar una emoción. Es tan potente cuando se trata de comprometer al espectador con la escena y al drama que a veces es el elemento esencial el momento. Así, autores se han asociado a compositores que le resultan fetiches y han respaldado sus ideas con las ideas y sentimientos de aquel. Varios ejemplos: Spielberg/ John Williams, Tim Burton/Dany Elfman; Los hermanos Coen/ Carter Burwell, etc, etc, etc.


Y hay autores que simplemente optan por la música envasada como Tarantino, que aprovechando su gusto por la cultura pop de los setenta, metió en sus películas muy buenas canciones que, unidas a sus recicladas y potentes escenas, creaban un momento cinematográfico significativo, memorable, llena de esa emoción que sólo se siente en el cine.


La experimentación es rara, pero ha ocurrido, y el que más la ha llevado a su límite es Jean-Luc Godard. En su cine más clásico y en el posmoderno ha intentado buscar caminos nuevos. Ya sea a nivel de montaje como de uso el autor de la nueva ola supo darle una vuelta de tuerca a la materia musical y concretar experimentos que se transformaron, con los años y la maduración, en estilo...


En Chile, con el desarrollo de su industria, se ha adquirido consciencia de la importancia de la música y se la ha abierto las puertas a nuevos autores y nuevas temáticas musicales. Argentina y Brasil nos llevan ventaja porque, por supuesto, la tradición es más extensa y rica...