Navegando por mi página de Facebook me quedé pegado en un link que
Daniel Olave, crítico y académico de cine, había dejado en su
espacio en la red social. Éste hacía mención a una lista que la BFI
(British film institute) había publicado en su sitio-web y que aglomeraba
los mejores cincuenta films de todos los tiempos. Recopilación que se generó luego que la importante institución británica encuestara
a críticos, distribuidores, cinéfilos destacados, etc. Pidiéndoles
su opinión sobre cuáles serían las grandes cintas de todos los
tiempos según su criterio.
El resultado, a los ojos de los cinéfilos, resulta bastante
reconfortante.
En primer lugar se encuentra “Vértigo” de Alfred Hitchcock; lo
sigue “Citizen Kane” de Orson Welles. Las listas americanas
suelen destacar en el número uno, gran parte de las veces, a la
opera prima de Welles, pero esta vez el puesto se lo llevó la obra
del maestro gordito creador del suspense. “Vértigo” es mi
película favorita. Es una obra fascinante. Funciona tan bien a nivel
comercial, como a nivel intelectual. Su capa exterior nos habla de un
cine masivo; sus capas internas nos hablan de perversiones, de
voyerismo, de obsesiones personales. Visualmente es uno de los
trabajos más llamativos, hermosos, potentes, expresivos que se hayan
plasmados alguna vez en celuloide. El manejo del color como símbolo,
como ambiente, como acento, como estética es para enamorarse y
quedarse a vivir en la cinta.
El guión es tan perverso y oscuro, como romántico y tierno. El
suspense es contenido, pero está presente durante toda la obra; a
veces se muestra con orgullo, otras veces es sutil y magnético. El
contraste de la tensión dramática, el propio suspenso dicho de otra
forma, con las explosiones de sorpresa, es delicioso y está en
perfecto equilibrio. La historia es tan fascinante, atractiva,
romántica; es encantadora, sin embargo es un moneda con sus dos
caras bien opuestas. Una de luz y otra de oscuridad; es el cielo y el
infierno conectados por una puerta abierta y de libre acceso. Las
actuaciones son sobresalientes: Kim Novak estuvo como nunca: sensual,
elegante, enigmática; sencilla y voraz. Aunque toda su performance
-dicen- se la debe a la dirección de Hitchcock, quien le sacó lo
mejor de sí y dejó su divismo encerrado en el camarín. James
Stewart, con cincuenta años, demostró que además de ser una
estrella de sonrisas pudo interpretar a un hombre atormentado,
enamorado y enfermo a la vez; y como nadie lo personificó; logró
una actuación de carácter y legendaria.
Y por último, Alfred Hitchcock hizo una cinta que debería ser
enviada al espacio exterior para que los extraterrestres sepan que en
la Tierra existe esperanza, existe belleza, existen ideas y,
sobretodo, existe amor por la creación, por el ser humano y por la
vida. “Vértigo” es el espejo de la realidad humana; un espejo que
muestra todas las facetas del homo sapiens: su perversidad, su
oscuridad, su codicia, su egoísmo, su frialdad e insensibilidad ante
la muerte; pero a la vez nos muestra como los seres que pueden
contrarrestar y luchar contra ese germen purulento que habita en
nuestro ser; en mente y alma, que poco a poco se acumula, se
transforma en un absceso grande y a punto de explotar. En nuestro
corazón somos yin y somos yang luchando constantemente; a veces gana
uno y a veces gana el otro...
¿Cuál de ellos gana en el mundo; cuál gana en el “Vértigo” de Hitchcock?
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