“Viridiana”, la historia de una religiosa que, debido a su
caridad y vocación católica, termina envuelta en una relación
carnal-insinuada hay que decirlo-con su tío fetichista, es una de
las películas más alabadas de Luis Buñuel, más analizadas por
expertos y más fascinantes a los ojos de los espectadores, tanto por
su polémico contenido como por su maestría narrativa, imágenes y
tesis.
Su génesis se remonta a la época de Franco. El dictador español
del siglo XX, que, en su afán de iniciar una revolución mediática
y lograr limpiar la imagen del régimen, permitió el regreso a la
madre patria de Luis Buñuel, exiliado ya hace muchos años en
México. Franco propició el avance de la industria, abrió las
puertas a los turistas los que trajeron nuevos recursos fortaleciendo
la economía ibérica y permitió que muchos técnicos y
profesionales salieran a trabajar a naciones del resto de Europa. Lo
que quería el dictador era fraguar una imagen de mayor liberalismo y
tolerancia, en otras palabras tratar de ser más permisivo con la
información que se desplegase en la prensa, radio y cine; eso, por
supuesto, en apariencia...un lavado de imagen engañoso.
UNINCI, productora ideológicamente vinculada al PCE (partido
comunista español), trae de vuelta a Buñuel proponiéndole un
proyecto que involucrase una mirada a la España costumbrista, claro,
bajo la lupa del autor. A pesar de que la producción estuvo a cargo
de UNINCI y Films 59, los recursos económicos corrieron casi en su
totalidad gracias al aporte del productor mexicano Gustavo Alatriste.
Así Buñuel concretó el guión de “Viridiana”, cinta que
protagonizó Silvia Pinal y Fernando Rey. El texto se trasladó, como
todos los guiones cinematográficos de la época, al departamento de
censura franquista, el que objeta sólo una escena, la final. En ésta
Viridiana se entrega a su tío en su cuarto y se desarrolla una
relación carnal, que se concreta visualmente en el film. La
secuencia fue extraía del libreto y reemplazada por la insinuación
del inicio de esta vinculación sexual.
La cinta se lleva a Cannes dónde se exhibe sin música y con el
corte original a nivel de imágenes. El jurado ya tenía la decisión
de cuál película se llevaría la palma de oro, pero, debido a la
exhibición de “Viridiana”, que fue la obra que cerró la muestra
del prestigioso certamen francés, éste tuvo que borrar el nombre
del afortunado y ponerle el de Luis Buñuel. Sin embargo, el premio
fue recibido por José Muñoz Fontán director general de
cinematografía y teatro del régimen. Franco había logrado un
importante paso en su búsqueda ficticia de apertura: había traído
de vuelta a un hijo de la tierra, admirado y requerido, Buñuel; y
había conseguido un reconocimiento internacional, el galardón más
importante del cine artístico.
Pero lo que tenía semblante de triunfo adquirió un rostro de
fracaso y vergüenza. El vaticano plasmó una feroz crítica a la
cinta en su pomposo pasquín L'Osservatore romano denunciando
eufóricamente el carácter blasfemotorio del film y condenándolo
como una cinta anti-católica y repugnante. Las consecuencia no se
hicieron esperar: José Muñoz Fontán fue despedido y se prohibió
informar y hablar de la película en toda prensa y radio. Se quitaron
los carteles de exhibición y “Viridiana” fue radicalmente
prohibida en España; es más, las copias fueron sacadas
clandestinamente de la nación y, “exiliadas” hacia Francia.
El productor Gustavo Alatriste distribuyó la cinta en Francia y
vendió copias en todo el mundo el que conoció, por fin, la
genialidad de la obra UNINCI se fue a la quiebra y suspendió todo
tipo de pagos. Las políticas de censura cambiaron de manera radical,
sin embargo, paradójicamente, el cine español, ayudado por el
escándalo que introdujo “Viridiana”, terminó una época y
comenzó otra. La producción cambió, se masifico en varios
aspectos, temáticamente se contuvo, pero se logró la consolidación
de cierta industria. Más adelante, se consideraría el escándalo de
“Viridiana” como un hito en el antes y después de un cine
español, que tuvo que atravesar un régimen duro, sanguinario,
censurador, pero ingenuo.
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