Lejos de lo que muchos creen, la historia artística-profesional de
Luis Buñuel, uno de los más grandes directores de cine que haya
existido, no empezó en la producción en celuloide. Por allá por
los años veinte, el autor español compartía existencia con
importantes figuras de la cultura y la intelectualidad española
agrupados todos en La residencia de estudiantes de Madrid. En aquel
lugar convivían nombres como Federico García Lorca, Salvador Dalí,
Rafael Alberti, Moreno Villa, más o menos, casi toda La generación
del 27; el joven Luis era uno más, un escritor más. Fue Ramón
Gomez de la Serna quien llevó de la mano a varios de estos
estandartes culturales hacia el cinematógrafo.
Dentro de este trascendente grupo, Buñuel encabezaba el ala más
radical, más combativa, más vanguardista. Es así como se traslada
a Francia fascinado por el estreno de “Las tres luces” (1921),
colabora con algunas producciones cinematográficas y se decide a
realizar su primera incursión en el rubro de la mano de Salvador
Dalí; ya todos sabemos de qué obra se trata, la surrealista, “Un
perro andaluz” (1928). Más adelante, en 1930, filma “La edad de
oro”, producción que es más cercana al segundo manifiesto
surrealista publicado por el padre del movimiento André Breton. Su
desempeño en Francia acaba y se traslada a su España natal...
Aquí levanta “Las hurdes”, una cinta muy atípica y que marca un
vuelco de timón en su incipiente producción. Robusta en un ultra
realismo, muestra a un Buñuel más comprometido, más político e
idiológico, empujado e influenciado, como casi todos los autores de
los años treinta, por la lucha contra el levantamiento de los
imperios fascistas que se venían instaurando en la Europa de la
época. Este “exceso de realismo” produce una sensación onírica,
más cercana a una pesadilla, que acerca a la obra a la tradición
del surrealismo de la que Buñuel no se ha despojado.
La guerra civil española estalla. Como consecuencia tiene que
integrarse a una naciente industria española. Trabaja como asistente
de director y dirige un par de películas industriales: “Don
quintín el amargao” (1935) y “La hija de Juán Simón” (1935).
Un dato curioso: El autor viaja a EEUU dos veces, en 1930 y 1938. Se
pasea, en su primera incursión, por los grandes estudios y realiza
trabajos de asistencia; pero en su segunda visita, cae en el MOMA y
se le es encargada la misión de remontar cine de propaganda. Su
tijera educativa toca una de las obras más trascendentales de la
historia de las películas, “El triunfo de la voluntad”. Trabajo
que realiza para demostrarle a las insensible e ingenuas autoridades
americanas lo importante de la propaganda política en celuloide.
Buñuel es exiliado de España y en su nueva residencia, México,
comienza a trabajar en cine de industria, masivo y melodramático,
impregnado por la intensa religiosidad latina. Durante sus 36 años
en México realiza numerosos films destacando “Gran casino”
(1946), con el adorado Jorge Negrete, “Robinson Crusoe” (1952),
“Los olvidados” (1950), “Él” (1952), “Ensayo de un crimen”
(1955) y “Nazarín”.
Debido a que Franco quiere que su dictadura adquiera una imagen de
mayor apertura, libertad y no-censura, permite que Buñuel retorne a
España y haga una película en territorio ibérico. Así se gesta
“Viridiana”, quién logra ganar Cannes y plasma una sonrisa en el
tosco rostro del dictador, pero deja con migraña e ira al vaticano
quién reclama y pone el grito en el paraíso. Se inicia así su
periodo francés, su período moderno, más genial y maduro. Rueda
“Diario de una camarera” (1964), y con “Bella de día”, su
mayor éxito, la hermandad creativa con Jean-Claude Carriere,
co-guionista del resto de sus obras, se concreta. Su trilogía “La
vía láctea” (1969), “El discreto encanto de la burguesía”
(1972) y “El fantasma de la libertad” (1974) constituye una
ensalada con aliños brillantes de surrealismo, perversiones,
realismo, irracionalidad, azar, narración e ironía.
Hace un paréntesis en medio de su ciclo francés para viajar a
España y rueda su tercera película allí: “Tristana” (1970),
para finalizar su carrera con la brillante, burlesca y sexual, “Ese
oscuro objeto del deseo”, con la que se retira completamente.
Ayudado por su amigo y colaborador, Jean-Claude Carriere, escribe sus
memorias tituladas “Mi último suspiro”...el 29 de Julio de 1983,
el maestro español, Luis Buñuel, muere en su residencia mexicana,
país del que tomó su nacionalidad, cariño y trabajo...
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