Thursday 21 June 2012

Obra maestra: “Blow up” (Primera parte)




“Blow up” no sólo es una de las películas icónicas de Michelangelo Antonioni, sino también su cinta más de culto y la más influyente. Toda una generación de cineastas, como Scorsese o Brian De Palma, recibieron inspiración de este autor italiano, que se encuentra en el grupo de avanzada de la escena más artística cinematográfica del viejo continente, pero sobre todo existe una especial adulación a “Blow up” una pieza exquisita en planteamiento estético, reflexiones conceptuales, asociaciones visuales y una cosmovisión y punto de vista con respecto al cine a la vida.
“Blow up” cuenta la historia de un afamado y excéntrico fotógrafo, del que nunca sabemos el nombre, que descubre, en el proceso de revelado de unas fotos, una eventual escena de un crimen. Se revela el posible asesino, descubierto en una porción del papel; y el cuerpo, casi irreconocible debido a las ampliaciones que realiza el profesional sobre sus fotos y que permiten descubrir una figura ambigua, que podría tratarse de un hombre muerto. Todo ocurre en un parque cuando el fotógrafo, con mucho de azar e instinto, captura con su máquina la imagen de una pareja en una actitud amatoria. El revelado de estas tomas muestra una realidad distinta; una realidad estática y estética, con detalles nuevos y llena de descubrimientos, emociones y toda la gama de posibilidades que la “ficción” nos puede entregar.
Si tuviese la posibilidad de volver a la universidad y terminarla, esta vez, elegiría como tema de mi tesis la exploración a fondo, el análisis y descomposición de “Blow up”, una obra que es abundante en capas, que ruge por ser analizada, que necesita del espectador para conocerse. Con el poco espacio que dispongo me gustaría acercarme a un sucinto análisis, aunque sea más bien práctico o anecdótico:
Después de la creación del cine como mecanismo audiovisual, después de la masificación de su lenguaje a través de la televisión, nuestras emociones sufrieron un cambio. Paulatinamente, se fueron asociando con los eventos de la ficción. Empezamos a llorar más con un romance fallido en una pantalla que con uno de un amigo, sentimos más lástima de una persona en una película que en la propia calle, etc. Nuestras emociones aprendieron otra faceta, ahora tienen un nombre: emociones; y un apellido: estéticas.
La cinta de Antonioni explica este concepto en el desarrollo de su trama y drama. El fotógrafo no ve lo que realmente ocurre en el parque: no logra observar al asesino, no vislumbra el cadáver, no reconoce las intenciones de la mujer de la pareja que fotografía, en otras palabras, no entiende, y si no entiende, no siente. Tiene que volver a su estudio, revelar las fotografías para darse cuenta que aquel ingenuo paisaje, romántico e idílico, no era otra cosa que una escena de un crimen. La ficción se encarga de enseñarle lo que la vida no hizo. A la ficción la puede detener, la puede analizar, la puede mirar más de cerca, la puede pensar y repensar, y finalmente descubrir el enigma que esta ofrece, en este caso, un asesinato; Y, finalmente, puede sentir ese miedo, esa emoción que en su cotidiana existencia no sintió.
Cuando vemos a alguien morir, por ejemplo, si le disparan frente a nuestros ojos, nuestra primera reacción será una inyección violenta de emoción, y quizás salir arrancando. Luego, en la tranquilidad de nuestro hogar, poder pensar lo ocurrido y sacar nuestras conclusiones. Las emociones estéticas, las que experimentamos en la ficción, nos permiten sentir y pensar al mismo tiempo; las fotografías que el fotógrafo revela están llenas de emociones estéticas, en su caso las únicas que tenía en su vida.
A pesar de todas las virtuales pruebas, no existe la certeza total que en aquel parque haya ocurrido un crimen. La desconstrucción del espacio que el protagonista realiza al revelar sus imágenes, junto con las ampliaciones, le permiten ir hilando la información hasta llegar a una primaria conclusión. Esto se produce debido a que el hombre une imágenes diferentes en su mente, acerca planos, encuentra detalles, observa “la gran fotografía” y arma una historia, que no es más que la esencial descomposición que realiza el cine, a través del montaje, y que lo define como arte. “Blow up” habla de como miramos la vida, pero también habla del cine, de la ficción y cómo nos vemos en ella…

Fin de la primera parte…
GG

No comments:

Post a Comment