Thursday 21 June 2012

Menos fondo; más fórmulas




Robert McKee, el popular y elogiado teórico del guión, analista de la historia narrativa dramática, explica es su libro “El guión: sustancia, estructura, estilo y principios de la escritura de guiones”,  la biblia del script audiovisual, ese que ha sido escuela y guía de muchos de los más importantes autores cinematográficos contemporáneos, que sólo existe una historia; que en esa gama interminables de narraciones, en todos los formatos, en todas los estilos, existe solamente una historia.
Esta es: un personaje lleva una vida completamente balanceada. De pronto, algo ocurre que desordena la estructura de su existencia y produce que ese equilibrio con el que él o ella vive, se rompa; y aquel o aquella vea su vida con un prisma de caos. Cuando esto ocurre, el personaje concibe un objeto de deseo. Obtener este objeto de deseo le permitirá devolver el balance a su existencia, y traer el orden a sus hechos vitales;  la “paz”, la armonía. Entonces, el hombre o mujer empieza una aventura que lo llevará a obtener ,o no, aquella cuestión que le traerá de vuelta su vida tal como estaba…esta estructura, este orden arquetípico, está presente en todas las historias que la humanidad ha concebido; está presente en Shakespeare y está presente en la peor cinta de televisión hecha alguna vez.
Aquel es un orden inconsciente. Esta estructura, como decía, arquetípica, la llevamos integrada en nuestras ideas desde que el hombre “creo” el pensamiento simbólico, por allá en las cavernas. No es una fórmula, es la forma que nuestro cerebro ordena los hechos para que los podamos entender, reconocer y, de todo lo que arrojen, aprender de ellos…el gran fin del arte, es reconocernos en éste y lograr ser mejores seres humanos. Repito: es nuestra forma de crecer.
Para que el cine siguiera madurando y constituyéndose como arte, tal como hoy lo conocemos, en su forma definitiva, los iniciadores, los genios creativos de principio del siglo XX, generaron una forma, le dieron a las películas una estructura narrativa y visual. D. W. Griffith, director de clásicos indiscutidos y polémicos, como “El nacimiento de una nación” e “Intolerancia”, le regaló a los film un atributo estructural que estuvo patente en toda su obra y que se extendió a las de otros autores, por allá en las primeras décadas del siglo y en las que vendrían: el montaje paralelo
¿Qué es el montaje paralelo?: dos fuerzas antagónicas se crean en los primeros minutos de película; estas crecen y se desarrolla por separado, nunca dejando de ser antagónicas; poco a poco se producen señales que estas fuerzas se encontrarán en algún momento, hecho que ocurre sólo en los últimos momentos de la cinta, ya sea en forma de pelea, en forma de debate o en una forma concluyente; el hecho es que se encuentran y se ven las caras y colisionan, produciendo el fin de los conflictos y un desenlace posterior…
Esta forma que Griffith integró, Hollywood la transformó en fórmula.
El cine Hollywoodense produce cientos de películas anualmente; el 99% de ellas, poseen esta estructura. El peor Hollywood, el de “Transformers” o el de las cintas de superhéroe, incluso el Hollywood más creativo, como el “The dark Knight” o “inception”, utiliza esta fórmula, este método, creado hace más de 100 años. He ahí el gran aporte de Griffith, y es así como el cine de Los ángeles l0 prostituyó, la corrompió y la transformó en fórmula comercial…Hollywood ha contado la misma película desde sus inicios…
Todas las películas cuentan una historia; la hemos venido contando desde nuestros primeros tiempos, desde los albores de la humanidad, desde que un hombre en una caverna le otorgó a un dibujo, hecho en una pared de roca, un sentido sobrenatural, un sentido simbólico, y así su mente dejó de ser práctica y con la única función de suplir sus necesidades biológicas, y pasó a ser un creador, inventó a Dios y mitos y miles de leyendas, creó las más magníficas historias de justicia y traición, como “Hamlet” o grandes aventuras de integridad, honestidad e ideales, como “El quijote de la mancha”, y así todo se transformó en industria y así nuestra ficción creció, para bien y para mal. Sea como sea, hemos estado contando la misma historia desde el inicio; la historia de nuestra existencia: perseguir eso que nos hará feliz y devolverá a  nuestra existencia el sentido y el orden que debió tener.



GG

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