Las películas de Quentin Tarantino siempre son un proceso personal,
una catarsis y una venganza íntima. Son un homenaje a ese joven que
trabajaba en un vídeo club y que veía todo lo que se le pasaba por
delante; son un altar a la pasión contenida por años que tuvo su
drenaje cuando aquel joven hizo su primera cinta; son una
consecuencia natural de su acumulación y cinefilia...
En “Django sin cadenas” recopila su fascinación por el western;
así como en “Bastardos sin gloria” por ese cine iniciático de
principio de siglo, ese de genios en blanco y negro y obras maestras
paradigmáticas de la primera era del cine. Su nuevo film cita al
western americano, a John Ford, al paisajismo amplio y a la gallardía
del héroe, pero por sobretodo a ese deslavado e “inmoral”
western italiano, de gran y pequeña escala, que se introdujo en
América como consecuencia de la producción del hecho en ese país
(el único género completamente gringo que existe)
Y al final todo resulta-como es habitual en su cine-una criatura como
la del Doctor Frankestein: partes de cuerpos desmembrados, muertos,
olvidados, que cobran una nueva vida, pero compuesto de una forma
pagana; novedosa, pero deforme. Es esa deformidad (en un figurativo
buen sentido) la que constituye el estilo tarantinesco...
Las letras rojas del principio están extraídas directamente de ese
cine italiano de pistolas y ponchos, ese western a lo “El gran
silencio”, a lo “Django”, ese explotation ubicado en América,
pero con sangre latina. Lo deslavado de la fotografía también; y
por, sobretodo, ese tono parco, melancólico y trágico que se hace
presente en el viaje a caballo que realizan Django y el dentista,
éste pretende ayudar al primero a que recupere a su esposa que es
propiedad de un despiadado dueño de hacienda...
Django de Franco Nero
Lo curioso es que cuando uno piensa en Spaguetti western (los western
hechos en Italia) evoca inmediatamente a Sergio Leone, a su trilogía
del hombre sin nombre, a sus tomas radicales y a la música de Ennio
Morricone, sin embargo ESE cine de vaqueros italianos no es el que
cita Tarantino; aquel se encuentra más en Kill Bill que en Django.
Acá estamos hablando del cine B de pistoleros, el cine más olvidado
y violento. Éste sin duda se aleja del Americano, pero son hermanos
en melancolía y testosterona...
El gran silencio
Otro elementos que Tarantino introdujo es ese con el que viene
experimentando hace unos años: las reivindicaciones históricas
ficcionadas o, como podríamos llamarle también, las venganzas
históricas o correcciones de errores históricos a través de la
ficción; y esto no es más que ocupar la ficción para hablar de la
realidad y de la ficción al mismo tiempo.
Me
explico: si existe alguna posibilidad de que los judíos se venguen
de los alemanes y de Hitler es a través de la ficción; si existe
alguna chance que los esclavos se venguen de los yankies sureños es
a través de la ficción; todos sabemos que eso ya no va ocurrir,
aunque sí se podría en la ficción; lo cual sólo nos está
diciendo que: esto es ficción; hablemos de la ficción, no
de la realidad (Aunque ésta
trate de un hecho histórico)
Un amigo hace un tiempo me decía que cuando vio “Pulp Ficción”
se sorprendió y se dio cuenta que estaba contemplando algo
completamente nuevo, que todas las cintas de Tarantino le parecían
impresionante mente originales; y así hay mentes que lo siguen
acusando de copión...
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