Wednesday 19 January 2011

Cine porno-porno cine

El cine pornográfico se ha transformado en una industria millonaria. Cada mes surge y crece una productora, iniciada la mayoría de las veces por un actor que se las dio de productor ejecutivo invirtiendo cierto dinero de sus ganancias para hacer cintas triple x y ya no ser protagonista. El género del sexo real se diversifica. Surgen innumerables subgéneros, uno más atrevidos que otros, y cada día una actriz novata con suerte gana su primer millón.

El porno ha sobrevividos los tiempos y las técnicas. De su soporte inicial en celuloide pasó al video, y así las salas de cine se transformaron en casetas personales, y del video de definición estándar evolucionó a la alta definición. Pronto se hará la primera película 3D.

Es absolutamente natural que esta vorágine y tumulto informativo haya, en algún momento, influenciado a algún prospecto de cineasta quien, a su vez, gracias a su acercamiento, adolescente o no, a la pornografía, tuvo la posibilidad de fantasear con incluir el sexo explícito en sus eventuales futuros proyectos.

La industria de la “indecencia” es una realidad y ha crecido con su par mainstream, el cine tradicional, tan a la par como con las generaciones de adolescentes que compraron su primer VHS prohibido en un sex shop turbio o lo consiguieron con algún mítico amigo. Con la llegada del Internet la cosa se masificó y se hizo imparable. “Internet es para ver porno” reza una canción por ahí, y esa máxima es una realidad de la que nadie habla, pero que todos, de manera cómplice, reconocemos.

Fue inevitable que el sexo real cruzase la barrera de su puesta en escena videística al mundito en que las películas viven en celuloide. “The brown bunny”, “Saló”, “Calígula”, “Los idiotas”, “Shotbus”, “9 songs”, entre otras, son algunos ejemplos en que el hecho de hacer el amor “de-deveras” puede ocurrir en cintas tradicionales.

Por supuesto, esto sólo es posible en el cine no dirigido a la gran masa, la gran opinión pública. La posibilidad de ver a dos actores encamados y amándose penetrativamente ha ocurrido en el cine independiente y no ha subido al piso hollywoodense...porque sencillamente eso es imposible. Son las pequeñas productoras, que permiten a los autores expresarse como deseen, las que abren las puertas a esta apuesta -en un principio experimental- en la que el coito es parte del drama, de este mundo de ficción renovada.

Yo estoy muy contento con las películas que incluyen sexo real en su metraje. ¿Por qué? Porque no existen éstas por un mero hecho voyerístico o masturbatorio. Están allí porque reina un concepto que refuerza a las imágenes y las escenas en que los actores transpiran en la cama. No es deporte, es una apertura editorial que amplía los horizontes de la expresión, las sensaciones y las ideas. Al contrario del género pornográfico, las escenas porno en cine tradicional son complementarias y están esclavizadas al concepto esencial del film, a su idea controladora.

No se hace cine mainstream con escenas pornográficas por gratuidad. En este sentido los autores han sido muy responsables. No quieren vender sexo, quieren vender una historia igual de tradicional, pero con cierto acercamiento, a veces perturbador, a la realidad. Lo importante es la película, no los actores copulando.

Trato de imaginar cuál será la evolución, crecimiento y maduración de éste agregado dentro de la propia evolución del cine de multisalas, y no logro dar con el sisma que permita el total ingreso del acto sexual en los dramas clásicos. Trato de imaginar cómo reaccionaría un actor de renombre ante el ofrecimiento de una escena de sexo explícito, y veo todo absolutamente lejano. Por el momento deberá quedarse en el terreno independiente, por el momento los autores tendrán que seguir experimentando y apostando por cosas nuevas; lo único claro es que la irrupción pornográfica en el cine ha sumado, y no ha restado; en ciertos sentido creo que se ha dado un paso, progreso que yo no veo en el 3D, progreso que sólo puede ocurrir en los espacios dónde sí se permite la creatividad: el cine independiente.

Tony Bronson


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