Nostalgia de la Luz (2010), Patricio Guzmán
Una vez más había paro de transporte en Francia (en contra de la intención de Sarkozy de retrasar la edad de jubilación). Eso ponía en peligro la presencia de Patricio Guzmán (que viajaba en tren desde París) en la presentación de su último filme en torno a su gran tema: la Memoria.
Como he comentado antes, en Francia (o en Toulouse al menos), las salas de cine arte-ensayo son una especie de logias, sectas públicas, donde se reúnen amantes, apasionados, cinéfilos, curiosos, todos ávidos de algo más que sólo un filme, sino que de la conversación post proyección, la interacción con el director (“el realizador”). Es así como la misma mujer que corta las entradas en la puerta es la que más tarde con micrófono en mano da la bienvenida a la función, presenta al director y da partida a la ronda de pregunta-respuesta tras la proyección. Para nuestra suerte Patricio sí logró llegar a presentar su película gracias a que un funcionario del mismo cine se ofreció para buscarlo en auto a la puerta de su casa. Aquí, las logias funcionan.
“Nostalgias de la Luz” es un filme sobre la magia, sobre el desierto de Atacama, sobre las estrellas y los huesos, sobre los muertos y las constelaciones, sobre el tiempo y el espacio. Es un filme que no escatima en asociaciones libres, pero que tarde o temprano llega a un puerto inesperado y sorprendente, lleno de laberintos que terminan por alimentar el alma misteriosamente.
Da la impresión de que Patricio Guzmán buscaba algo y no lo encontró sino hasta muy avanzada la filmación y porqué no, el montaje. Su desconcertante honestidad al filmar y al hablar de sus filmes revela que sus ideas iniciales para este filme no estaban claras, sólo había intuiciones de querer hacer una unión entre dos seres que están entre nosotros los chilenos y que miran el pasado: los astrónomos y las mujeres buscadoras del desierto (familiares de DD.DD. que provistas de una pequeña pala llevan 35 años buscando los restos de sus seres queridos esparcidos en la infinitud del desierto). Los astrónomos, por su parte, observan fenómenos que ocurrieron hace mucho tiempo en el cielo y que llegan a ellos con a veces millones de años de desfase.
Estar ahí, sentado entre franceses que no parpadearon durante la 1hr.30 que dura el filme, consternados, absortos, fue sentirme desnudo abriéndoles a todos las puertas de mi casa en Santiago de Chile, invitándoles a pasar a mi historia, a mis paisajes y sus enigmas.
Aunque suene desbocado, la comunión entre un astrónomo y un familiar de detenido desaparecido estaba ahí; a la vuelta de un filme; y Guzmán nos lleva de la mano a descubrirlo.
http://www.festival-cannes.com/es/archives/ficheFilm/id/11018351/year/2010.html
Marcial Tudela
Saturday, 16 October 2010
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