La pasa bien con el alcohol aunque para los otros esto es un problema.
Y al parecer el alcohol no nubla su percepción, la agudeza bien dirigida para ver lo evidente, para leer las señales entre los humanos.
No es conocido si habrá respondido al famoso cuestionario de Proust o si sufre de algún tipo anosognosia.
Debe ser trabajólico y hace rato que no le preocupa como lleva la corbata.
Su arrogancia, fundada en su inteligencia, lo asemeja a los Holmes, Poirot, House.
Su matrimonio es un franco desastre y, enamorado como aparentemente está de sus hijos, no queda muy claro si sus hijos lo consideran un buen padre.
Pero es brillante.
Y a pesar de las negativas iniciales en el departamento de policía, detectives, Fitz, nuestro héroe que por arte de deducción torna en asesinatos resueltos los misterios, va asombrando con su ingenio, con su vida que se va por la borda y con un alcoholismo incipiente.
Es el retrato del héroe moderno, muy humano, real, obeso, arrogante y posiblemente insaciable en muchos aspectos y, por lo mismo, el antihéroe.
Cracker en la trama.
Robbie Coltrane es Fitz...
3 temporadas, 10 discos.